jueves, 17 de septiembre de 2009

UN SIMPLE PAYASO

Del film “El dictador” de Chaplin



Comúnmente oímos hablar de “payasos”… ese es un “payaso”, escuchamos.

En lo político con esta expresión nos referimos a personajes que a casi diario vemos de tinglado en tinglado, de tarimas en tarimas costosamente montadas para exhibir su mediocridad y enfermedad por el poder, y el autoculto-idolatria de su persona. Falsos payasos. De esos que embutidos en lujosos trajes, limosinas y modernos aviones, en medio de las autofábricas de aplausos y alabanzas, caramente tarifadas como vidrieras de mercancías, van mostrando los rasgos de su idiotez tanto en su país de origen como por el mundo, donde son aplaudidos y lisonjeados por las rondas de negocios que van repartiendo. Son los mismos de ayer, hoy renovados, que se titulan mesías, presidentes, salvadores, líderes continentales, y se “doctorean” unos a otros en sus propias salsas empalagosas.