domingo, 28 de noviembre de 2010

Se buscan unos lentes...

Carúpano
duerme y despierta a orilla del Mar Caribe
hijo dulce del gigante Atlántico. Allí un día nací
y aprendí que en línea recta se va a otros mares.
Otro día mis hijas en brazadas de viento allí se van a vivir
y en un amanecer mi padre primero luego mi madre
en bajel de vela blanca hienden el inmenso azul
Ahora mi sueño antiguo es un gran navegante
y no ha llegado el alba cuando ya eleva anclas
y como pescador se lanza a la mar
inmensidad azul me abraza.
Mi primogénita hija escribió “pies de plumas” en su blogs  http://mariaacevedo.wordpress.com/Y empieza diciendo que ella sin lentes no puede ver porque están en cualquier parte de la casa menos en sus ojos. Pero leyendo su pieza se me ocurre algo un “tanto cruel” o algo “egoísta”, y digo: pero bueno hija eso no tiene ninguna importancia siempre que mires con el corazón, siempre que sea tu alma la que mire…y obviamente, yo sería uno de los beneficiados. Y pruebo lo que digo: en su escrito, “pies de plumas”, ella me baña en un encantador bálsamo con un ritmo de palabras e imágenes que me suena a música de astros que giran para dar testimonio de su existencia. Y la mía con ella. Y este cantar de astros me hace sentir como si anduviera sobre esferas de luces. Y me es tan grata esta sensación que no quiero salir de esta embriaguez. Pero creo que debo darle otra respuesta. Pero qué decir a ese torrente de aguas frescas, entintado con vuelos de pinceladas surrealistas?

lunes, 15 de noviembre de 2010

Necesario hacernos humano

El hombre de Vitriuvio/Leonardo Da Vinci_1487

El humano es un poder. Es una verdadera y real fuerza cósmica.
Y si se lo propone –conciencia profunda- puede cambiarse así
mismo, y con él, a toda la sociedad humana. Pero, ¿el mundo
actual es el resultado lógico –justicia, libertad y belleza- de este poder?
Y para esta magna tarea –que apenas ha comenzado- debe empezar
por el individuo, por la persona –el gran motor básico- Y éste debe
partir del niño, sin llegar éste nunca a desaparecer durante el crecer
biopsicosocial. Su presencia es un factor básico en la condición humana.
Y este punto de partida otorga una importancia primordial e histórica de la
madre. O más correcto decir, la unidad madre-padre, en acción armónica y
equilibrada, y en dialéctica correspondencia con la naturaleza.
Si nos dotamos de una voluntad de hacer, podemos
convertirnos –por misión humana, histórica, cósmica- en
arma maravillosa de transformación y transubstanciación
del actual mundo en otro mundo verdaderamente humano
como la simple semilla llega hasta bosque