sábado, 18 de febrero de 2017

Hay un niño en la calle

A los niños…!detengan
esta sociedad asesina!













  
¡Niño! aunque te asesinen
con la bala que rasga tu carne y
con la escasez del alimento de la
medicina de la asistencia médica
con la contaminación del agua potable
o te incuben una enfermedad mortal
o te fragmenten tu libertad o te hacen
nacer nonato o con desnutrición crónica
que a pasos te van cavando tu sepulcro
tú obstinado siempre eres y serás
simiente flor árbol fruto y pájaro
siempre ciclo de la vida


Hoy vi un niño en la calle hecho despojo
ayer en la calle vi un niño rechazado
mañana que será el mismo hoy y ayer
veo al niño en la calle abandonado
con el virus de la tristeza incubado
ocupando oficios que va alternando
vendedor de algunas pocas mercancías
cambiando su infante trabajo por comida o
extendiendo sus manos pidiendo para comer y
 tantas veces en la noche sus ojos soltando lágrimas
porque el hambre le agobia y siente lejos a la madre
y porque aún siendo apenas un niño acumula odios
rencores resentimientos desconfianza de su entorno
¿por qué este tiempo de subsistencia repitiéndose?
en la vida en el niño en la calle en el mismo tiempo

Sin embargo la madre sigue preparando su regazo
porque siempre su amor en flor es apto para gestar
y cómo sueña cuando su niño asoma en el umbral
¿acaso no sabes cómo ha de recibirlo el mundo?
pero solo su amor mira cuando está en sus brazos
creyendo que sus anhelos revertirán la fatalidad
pero ese tiempo sin cesar repitiéndose en la vida
en la madre en el niño en la calle el mismo tiempo
¿cómo detener esta repetición la misma historia?
 
Madre campesina/Vicent Van Gogh
Vi a un niño ambulante en las calles
que todos los días lo tallan niño de la calle
a pie calzando zapatos de goma bien puestos
pero uno roto dejando salir su dedo pulgar y
camisa sin botones que deja ver su flaco pecho
pero lleno de esperanza porque cree hallar sustento
y lo vi vendiendo caramelos ¡señor cómprame!
guindado en el Metro o en los buses retando el azar
como si fuera un navegante entre el gentío apiñado
a veces con una hermanita tomada de sus manos
y qué terrible paradoja que ese niño una esperanza
autogestado por la célula sea hoy un niño de la calle
Éste es el crimen mayor que ejecuta esta sociedad

¡Señor cómprame! ¡cómprame señor!
¡barato vendo! ¡dos caramelos por cien!
¡dulcísimos de leche de ciruela de vainilla!
repite a intervalos tanto veces que ya suena
aquel estribillo de vieja canción de pueblo
parecido a la oración en letanía de la feligresía
frente al Cristo del altar mayor de la iglesia
y ese tiempo el mismo repitiéndose como detenido
en la oración en la iglesia ¡señor ruega por nosotros!

Y veo a ese niño carita pintada por el hambre y
a escondida por vergüenza soltar sus lágrimas
pero de ojos encendidos asomando esperanzas
locuaz voceando la pobreza de su mercancía
viéndolo entre adultos navegar ¿de cuáles padres?
pero seguro sin titubear casi con algo de dignidad
montada en su rostro redondo vivaz que busca vivir



La naturaleza da el trigo para el pan nuestro de cada día ¿por qué cuesta para que sea nuestro? ¿por la paradoja del trigo y la cizaña?








Y el trébol también encierra otra parábola










Y hay un niño en la calle entre tantos que abundan
en una sociedad que se desgañita hablando de libertad
exhibiendo su “amor su bondad y  misericordia” como
si se tratara de mercancías en sus puestos de ventas
niño ambulante mostrando cómo es su real diaria niñez
durante los tantos días de sus cortos años de edad
cantando su mercancía estribillo de vieja canción
pero al mediodía le vemos ofertando trabajo por comida
o simplemente su mano tímida pidiendo algo para comer
anhelado el pan nuestro de cada día ¡señor dádnoslo hoy!
ruego en voz herencia que viene de los tiempos milenarios
de los siglos por los siglos amén

Y en las tardes ya bajo crepúsculos sigue pidiendo para comer
buscando ese pan nuestro de cada día ¡señor por qué tan difícil!
y ¿cuándo la parábola del trigo y la cizaña o la del trébol
anunciarán el tiempo del pan que ha de caer en sus manos?
involuntaria la queja estampada en el ceño de su frente
como acusando a la sociedad por su maldad intrínseca que
parece arrastrársele en la noche asomándole la desesperanza
pero es el momento de su inventario que mide su esfuerzo en
una mano aún su bolsa de caramelos en la otra algunas monedas
estrujándolas contándolas entre sus manitas como alcancía sucia
intentando con ansia saber si es ahorro suficiente para la madre

Y con la misma hambre se va a dormir en la misma acera fría
de la misma plaza que ya es su casa ocasional bajo frías noches
arropado con páginas de periódicos que a la vista del transeúnte
parecieran ofrecerle noticias de la crónica roja de hoy o de ayer
y cansado cae su cuerpecito pensando en la madre que espera
¡ahora duerme! su sueño tenso aspirando un porvenir amanecer

Y ¿quién es el dueño de la libertad?
¿por qué cuesta tanto alcanzarla
Un amanecer que rompa brumas penumbras
dejando pasar algo de la luz dorada auroral
que baña su carita distendiéndole sus arrugas
y sus lágrimas ya secas por la brisa mañanera
en instantáneo se le alumbra con una dulce sonrisa
¡a trabajar! sudar por ese “pan nuestro de cada día”
y otra vez el niño en la calle a veces con su hermanita
tomada de sus manos aumentando su voz de esperanza
“cómprame señor” ¡hoy están más dulces mis caramelos!

¡señor cómprame! ¡cómprame señor!
y en un instante se puede ver en sus grandes ojos
como esos rayos que rompen noches de tempestad
en la inmensidad del océano de sus pupilas asomarse
ese mundo de la escasez untado de temor aceitoso pero
detrás decidido el otro mundo porvenir vislumbrándose
en alegrías sueltas como golosinas de néctar de flores
que ya no va vender porque ya no serán mercancías

Y sucederá que este tiempo no continuará repitiéndose
en un mismo tiempo en la calle en el niño en la madre
y el niño ahora duerme en el regazo de la madre soñando
donde él se ve crecer alegre como vuelos de papagayos
en manos de niños con sus alegrías sueltas en el viento
exhalando la libertad que siempre ha querido alcanzar
y él mismo con su papagayo está entre ellos alcanzándola
anidándola en su pecho y por fin siente vivir la vida libre

Y si alcanzaremos la alegría de vivir