A
los niños…!detengan
esta
sociedad asesina!
¡Niño! aunque te asesinen
con la bala que rasga tu carne y
con la escasez del alimento de la
medicina de la asistencia médica
con la contaminación del agua
potable
o te incuben una enfermedad mortal
o te fragmenten tu libertad o te
hacen
nacer nonato o con desnutrición
crónica
que a pasos te van cavando tu sepulcro
tú obstinado siempre eres y serás
simiente flor árbol fruto y pájaro
siempre ciclo de la vida
Hoy
vi un niño en la calle hecho despojo
ayer
en la calle vi un niño rechazado
mañana
que será el mismo hoy y ayer
veo
al niño en la calle abandonado
con
el virus de la tristeza incubado
ocupando
oficios que va alternando
vendedor
de algunas pocas mercancías
cambiando
su infante trabajo por comida o
extendiendo
sus manos pidiendo para comer y
tantas veces en la noche sus ojos soltando
lágrimas
porque
el hambre le agobia y siente lejos a la madre
y
porque aún siendo apenas un niño acumula odios
rencores
resentimientos desconfianza de su entorno
¿por
qué este tiempo de subsistencia repitiéndose?
en
la vida en el niño en la calle en el mismo tiempo
Sin
embargo la madre sigue preparando su regazo
porque
siempre su amor en flor es apto para gestar
y
cómo sueña cuando su niño asoma en el umbral
¿acaso
no sabes cómo ha de recibirlo el mundo?
pero
solo su amor mira cuando está en sus brazos
creyendo
que sus anhelos revertirán la fatalidad
pero
ese tiempo sin cesar repitiéndose en la vida
en
la madre en el niño en la calle el mismo tiempo
¿cómo
detener esta repetición la misma historia?
Vi
a un niño ambulante en las calles
que
todos los días lo tallan niño de la calle
a
pie calzando zapatos de goma bien puestos
pero
uno roto dejando salir su dedo pulgar y
camisa
sin botones que deja ver su flaco pecho
pero
lleno de esperanza porque cree hallar sustento
y
lo vi vendiendo caramelos ¡señor
cómprame!
guindado
en el Metro o en los buses retando el azar
como
si fuera un navegante entre el gentío apiñado
a
veces con una hermanita tomada de sus manos
y
qué terrible paradoja que ese niño una esperanza
autogestado
por la célula sea hoy un niño de la calle
Éste
es el crimen mayor que ejecuta esta sociedad
¡Señor cómprame! ¡cómprame señor!
¡barato vendo! ¡dos caramelos por
cien!
¡dulcísimos de leche de ciruela de vainilla!
repite
a intervalos tanto veces que ya suena
aquel
estribillo de vieja canción de pueblo
parecido
a la oración en letanía de la feligresía
frente
al Cristo del altar mayor de la iglesia
y
ese tiempo el mismo repitiéndose como detenido
en
la oración en la iglesia ¡señor ruega por
nosotros!
Y
veo a ese niño carita pintada por el hambre y
a
escondida por vergüenza soltar sus lágrimas
pero
de ojos encendidos asomando esperanzas
locuaz
voceando la pobreza de su mercancía
viéndolo
entre adultos navegar ¿de cuáles padres?
pero
seguro sin titubear casi con algo de dignidad
montada
en su rostro redondo vivaz que busca vivir
La naturaleza da el trigo para el pan nuestro de cada día ¿por qué cuesta para que sea nuestro? ¿por la paradoja del trigo y la cizaña?
Y el trébol también encierra otra parábola |
Y
hay un niño en la calle entre tantos que abundan
en
una sociedad que se desgañita hablando de libertad
exhibiendo
su “amor su bondad y misericordia” como
si
se tratara de mercancías en sus puestos de ventas
niño
ambulante mostrando cómo es su real diaria niñez
durante
los tantos días de sus cortos años de edad
cantando
su mercancía estribillo de vieja canción
pero
al mediodía le vemos ofertando trabajo por comida
o
simplemente su mano tímida pidiendo algo para comer
anhelado
el pan nuestro de cada día ¡señor dádnoslo hoy!
ruego
en voz herencia que viene de los tiempos milenarios
de
los siglos por los siglos amén
Y
en las tardes ya bajo crepúsculos sigue pidiendo para comer
buscando
ese pan nuestro de cada día ¡señor por
qué tan difícil!
y
¿cuándo la parábola del trigo y la cizaña
o la del trébol
anunciarán
el tiempo del pan que ha de caer en sus manos?
involuntaria
la queja estampada en el ceño de su
frente
como
acusando a la sociedad por su maldad intrínseca que
parece
arrastrársele en la noche asomándole la desesperanza
pero
es el momento de su inventario que mide su esfuerzo en
una
mano aún su bolsa de caramelos en la otra algunas monedas
estrujándolas
contándolas entre sus manitas como alcancía sucia
intentando
con ansia saber si es ahorro suficiente para la madre
Y
con la misma hambre se va a dormir en la misma acera fría
de
la misma plaza que ya es su casa ocasional bajo frías noches
arropado
con páginas de periódicos que a la vista del transeúnte
parecieran
ofrecerle noticias de la crónica roja de hoy o de ayer
y
cansado cae su cuerpecito pensando en la madre que espera
¡ahora
duerme! su sueño tenso aspirando un porvenir amanecer
Y ¿quién es el dueño de la libertad? ¿por qué cuesta tanto alcanzarla |
Un
amanecer que rompa brumas penumbras
dejando
pasar algo de la luz dorada auroral
que
baña su carita distendiéndole sus arrugas
y
sus lágrimas ya secas por la brisa mañanera
en
instantáneo se le alumbra con una dulce sonrisa
¡a trabajar!
sudar por ese “pan nuestro de cada día”
y
otra vez el niño en la calle a veces
con su hermanita
tomada
de sus manos aumentando su voz de esperanza
“cómprame señor”
¡hoy están más dulces mis caramelos!
¡señor cómprame! ¡cómprame señor!
y
en un instante se puede ver en sus grandes ojos
como
esos rayos que rompen noches de tempestad
en
la inmensidad del océano de sus pupilas asomarse
ese
mundo de la escasez untado de temor aceitoso pero
detrás
decidido el otro mundo porvenir vislumbrándose
en
alegrías sueltas como golosinas de néctar de flores
que
ya no va vender porque ya no serán mercancías
Y
sucederá que este tiempo no continuará repitiéndose
en
un mismo tiempo en la calle en el niño en la madre
y
el niño ahora duerme en el regazo de la madre soñando
donde
él se ve crecer alegre como vuelos de papagayos
en
manos de niños con sus alegrías sueltas en el viento
exhalando
la libertad que siempre ha querido alcanzar
y
él mismo con su papagayo está entre ellos alcanzándola
anidándola
en su pecho y por fin siente vivir la vida libre
Y si alcanzaremos la alegría de vivir |
No hay comentarios:
Publicar un comentario