martes, 7 de noviembre de 2017

El pasajero del tren

La estación del tren
animal mixto mecánico que gime
envuelto en una atmósfera melancólica
sus quejumbrosos trenes salen y llegan
gritando sus motores ¡somos cuerpos vivos
porque cargamos vidas que quieren vivir!        
En verdad somos como equipajes  numerados
seres anónimos  que vamos echando a volar
por las ventanas a nuestros pensamientos
y a través de los vidrios empañados vemos
a la vida buscando a la vida sobre los rieles
encendidas sus entrañas de fiebre vivir




A un niño que amé
sigo amando y por siempre amaré
y este amor hará que este niño por
siempre sea el que amé amo y amaré
en mi vida la conjugación perfecta


Y en el vagón del tren entre rostros
como navíos atascados en puerto
que se miran sin nunca mirarse
viaja aquel niño que semeja serlo
por su tamaño por su aire infante
sus leves huellas de un rostro que antes reía
pero no lo es porque sus facciones son duras
hondo los surcos de su frente cuando mira
pero sí en las fugitivas chispas de sus pupilas
todavía vivas como recordando cuando lo era

Y fue niño porque deja escapar una leve sonrisa
como si por un instante mirase a un rostro querido
pero no lo es porque sentado expresa su soledad
y muestra unas manos con dedos gruesos que
manifiestan ser tallados en el trabajo duro

Y menos lo es porque se le ve manipulando un billete
¡de 10000! golpeándolo entre sus dedos índice y pulgar
y ¿en sus manos no debería tener otra cosa como un
juguete un regalo un libro de cuentos o golosinas?
e inconsciente lo dobla y desdobla sucesivamente
como calibrando su valor o deseo de multiplicarlo
o pensando cómo gastarlo qué cosas comprar
para la madre o el hermanito que espera
y ¿éste pequeño ser en verdad es un niño?

Pero fue remoto niño porque el constante
movimiento del billete en sus manos parece
trocarlo en juguete como cuando niño jugaba
pero en verdad no lo es porque mira en lejanía
viéndose solo huyéndosele voces y rostros amados
definitivamente no lo es porque se ve vacío de alegría
desconfiado como esperando las mismas hostilidades
sólo es un pequeño que la violencia lo ha hecho crecer


Y muy cerca de él se ve un bebé pálido
ansioso buscando la teta de la madre
que recuerda el brote de un primer llanto
alegría de aquel niño que acaba de nacer
entre rostros que ríen celebrando su nacimiento
y ansiosa la madre para darle su primer beso
en verdad grito-llanto-alegría que es viva voz
de un real lanzamiento de un proyecto de vida
pero es un recuerdo que acusa al niño sentado
ahondándole su tristeza ¡ya tú no lo eres!

Y este niño sentado solitario insatisfecho solo
testimonia este tiempo de una niñez sin niños
de niños que existen sin ser niños menos hijos
llegando a joven sin vivir realmente la juventud
haciéndose adulto movido por el afán del lucro
y sí arriban a una vejez solo rumian la ancianidad
una historia que aún dentro de ella nunca es suya

¿Éste es el niño que viaja en el tren?
y aquél otro que va a su lado lo remira
suscitándole vivencias cuando él lo fue
y en verdad ¿ha vivido como niño?
quiso estar en la Escuela y no pudo durar
quiso ir a su casa y la encontró cerrada
insistente llamó pero nadie le escuchó
¡qué larguísima y sola sintió la calle
aquella donde solía jugar!
¡y brusco voltea porque cree que oyó
su propio grito en aquella esquina!

Y fue al parque pero lo halló en ruinas
cubierto del agresivo malojo espinado
solo está el árbol donde gustaba oír
aquellos alegres cantos de los pájaros
y aquel bullicioso pillar de pichones y
donde jugaba al juego de las escondidas

Ahora sólo un árbol viejo con ramas truncadas
tristes y solitarias sin nidos ni aleteos de pájaros
¡pero árbol aunque viejo sigue siendo el mismo árbol!
pero si estaba la misma playa del mar murmurando
con sus mismas niñas olas a dormir en sus arenas y
aquellos botes que se mecen o solo durmiéndose
¡el mar siempre el mismo mar aunque pase el tiempo!
¿y por qué el niño no lo es aún en su tiempo de edad?
y ensoñándose se ve bañándose en sus aguas
y otra vez se siente revivido como niño


Y a sus adormilados ensueños
en ráfagas entra la dura realidad
¡llegó el tren! y abre sus puertas
otros tantos rostros disímiles cierran su paso
pero los dos se miran y se toman de las manos
como queriendo enrumbarse por nuevas rutas
y sienten a la brisa jugando con sus cabellos y
al rumor de anónimos sentados en los bancos
como si los oficios los hubieran abandonado
y vuelven a mirarse ya como viejos conocidos
y dentro sienten un rebrote de esperanzas
¡otra vida habrá de venir sin rupturas!
¡oh felicidad apura el paso de tu tiempo!


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