Y miro al árbol que extasiado
suspira desprendiendo hojas
vestidas de luces en sombras y
con trazos de vidas que cada
quien deja cuando le miran
…y se sienten auroras de
resurrección otoñal!
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Foto/jaced |
Al niño que gusta del cuento
le cuento lo acontecido en una
mañana entintada de invierno
Hombre… mirando!
esa espera
degradante que
parece vaciarte te sustantiva
como un ser en cuerpo y alma
sentado en algún banco de
alguna plaza o simplemente
alguien en exilio o naufragio
o aquel que tenaz lucha para
que no le arrebaten la vida
Y bajo esta reflexión llego
de primero al Ambulatorio
buscando asistencia médica
que nadie sabe cuando abre
como esos bancos que miran
autotestimoniando la espera
Y a su puerta también esperando
un perro negro azabache te mira
algo extrañado pero amigable
…y qué soledad deambula
buscando donde
anidar!
Y los bancos de la placita solitaria
igualmente solos parecen esperar
y te sientas llegándote tenue leve
timidez de cantos de pájaros…y
una fría brisa mañanera te baña
¡bajo el silencio ya
rompiéndose
toda la existencia espera echada!
Y exhalando dulzura una niña solitaria
pensativa sentada en un banco acrecienta
la soledad mirándose alternativamente
sus manos y pies distrayendo su espera
…y más tarde al
verla venir le pregunto
¿te vas? Sí… ya no
viene mi madre…
y tras sí se lleva
su pensativa tristeza!
También para distraer tú espera
lees al poeta Rainer
María Rilker
y te detienes en el epitafio
que compuso para su tumba…
“Rosa, ¡Oh pura
contradicción!
voluptuosidad de no
ser el sueño
de nadie bajo tantos
párpados.”
Y por fin! una empleada llega y abre
negro Azabache
le corretea en alegría
se saludan…espera
te traigo comida!
y después de comer negro
azabache se
suelta en alegría a jugar como un niño al
tiempo que niños escolares van llegando y
en ruidosa alegría se ponen a jugar al futbol
…y como en resurrección
todo revive!
A tu lado se sienta una joven madre
con sus dos hijos también a esperar y
en inocencia los niños juegan atando
bellos ramitos de hierba con sus flores
y la madre les recrimina… mi mirada
pregunta ¿qué mal están cometiendo?
…madre e hijos se
oponen: ella regaña
ellos responden en
silencio mirándola!
Y grato distraigo mi mirar sobre
cuatro bellas doncellas
abuelas que
pasan animosas alegres conversando y
sus cabezas floreciendo en blanco nieve
luego regresan tres en igual animosidad
y les sigue una cierta estela de alegría
…instante de alegría
entre ellas
riendo veo también a
mi madre!
Azabache a ratos sigue jugando y
la placita se anima con la gente
…después de vencer
la espera
un tanto reflexivo me
retiro…
Y dejo flotando esa vida que
persiste en negar la vida pero me
llevo la de los rasgos de la vida
verdadera que tímida se asomó en
la hoja caída en el juego de los niños
en la niña que se quedó esperando
en los lejanos cantos de pájaros y
esa amistad del perro azabache
En mis adentros el epitafio
de Rilke quiere desatarse… y
siento la tumba aguardando
en
extático anhelo…poeta
por qué
epitafio a la muerte
y no un
canto Oda al vivir
la vida…!
Y anidamos en las alas de la alegría…
aún en las que se refugian en la tristeza
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