sábado, 3 de marzo de 2012

Nacer un despertar de la vida

El génesis de la vida está
en las entrañas del hombre
cuando viene a vivir
y cuando la vida se da
como un manantial libre
la alegría salta de dicha
para celebrarla
y la vida es breve
pero profunda como el infinito


La vida único tesoro 
que se guarda sólo para nacer

Amaneció un raudal de alegría en mi ventana. Y esta pequeña historia sucedió en mi balcón: era muy grato ver llegar a las parejas, presenciar la ceremonia de sus amoríos. Y después, esperar la prolongación de la vida. En contrapartida, mis plantas recibían algunos daños. Sin embargo, me resignaba. Pero, el ceremonial, una y otra vez, en nada concluía. No llegaba la esperada prolongación. Y ya el balcón sólo era sitio de ruidosas tremenditas. Entonces, protesté: porque mi ventana es un espacio siempre abierto para que en forma libre entren y salgan hálitos de vida. Y en este caso esto no sucedía. Además, mis plantas no recibían la merecida compensación. Cierta vez, decidí dar fin a mis debilidades. Y les grité: basta ya! Vayan hacer sus cosas a otra parte!


Luego, vinieron días sin alboroto en el balcón, no sin sentir algunas ráfagas de melancolías, sobre todo cuando de lejos las veía cruzar el cielo. Hasta que un día, una mañana, vuelvo a oír ronroneos de júbilo. Y en secreto contento porque habían vuelto, me acerqué al balcón, cuando en alegre revoloteo de alas al rostro me dan una respuesta: ahí tienes nuestra ofrenda, para que no te quejes! Y sépalo, que cuando se trata de cosas serias de la vida: prolongar la vida, somos serios y responsables. De inmediato percibí retozones y alegres chillidos de “niños”. Y grata sorpresa: en el nidal, al pie de la planta Sábila, vi un par de robustos “chicuelos” exigiendo a los padres el derecho a la comida. Y éstos solícitos les satisfacían. Antes mis ojos, el hermoso acto de la celebración de la vida. Y de él, doy testimonio.

Y aquí acontece la historia
                                                                                                                                 
Y del huevo el nacer de la vida





Y ahora crecer libre y volar para sólo vivir






















Y recibo la lección: la vida es bella y simple, y simplemente se da. Cuando realmente se quiere se le encuentra siempre que se le busque. Deberíamos aprender esta lección, y buscar laboriosamente lo bello donde éste se encuentre. Y sobre él construir nuestro vivir libre.

La arquitectura de la vida
en el juego de sus matemáticas
para solo vivir en la diversidad
de sus criaturas

Y de uno de estos capullos nace
la mariposa Monarca









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