sábado, 23 de julio de 2016

EspacioTiempo, alas del Universo











La vida del hombre en este tiempo de penumbra
se parece a la vida de ciertas arañitas del trópico
que viven resistiendo vendavales tras vendavales
tejiendo y retejiendo su telaraña hábitat de su vida
pero mientras la arañita aprende a mejorar su tela
después de soportar y pasar cada temporal
para autosostener su propósito de vivir su vida
el hombre sin parar teje y reteje su tela de violencia
autososteniendo la antivida de este tiempo


La persistencia de la memoria/Salvador Dali
En el lenguaje de las Ciencias –pero también en el lenguaje de la prosa-, ciertamente el Tiempo y Espacio son dos magnitudes físicas, un par cósmico armónico volando en el Universo, que tienen una existencia inagotables –aparentemente intangibles-, inseparables, en interdependencia dialéctica. Pero en la realidad concreta y cotidiana del hombre, el espacio-tiempo pareciera poco tener que ver con su vida. Y en esta misma realidad, ellos son dos “seres” que andan por donde quieran en plena libertad inacabable, ofrendándose sin distingo, a todos dando cobijo, pero en la vida terrena temporal, al hombre de este tiempo les toca una cruel desproporción del reparto. Y mientras ellos existen con “gobierno” propio para manifestarse dónde quieran y cómo quieran, él “vive” sumido en una alienación cada vez más degradante, una vida sin dirección ni sentido verdaderamente humanos. ¿pero quién es el autor de esta contradicción tan desproporcionada? ¿cómo, por qué se da en el espacio-tiempo? ¿es natural o artificial? ¿por qué parte importante del conocimiento se dedica al conocer de ellos, y para el hombre en su existencia social concreta es casi nada hasta el punto de tener una vida tan precaria?
 
Mirando a quién/Edward Hopper
Y en verdad, este par alado cósmico, son como dos entes-misterios, pero que a su vez no lo son tanto porque a todos nos tocan, nos contienen en cualquier lugar, como nuestra propia cuna universal que aquella maravillosa explosión estelar nos entregó para existir, junto a tantos otros, como seres cósmicos que realmente somos: a cada quién un “lugar” cósmico para que cada quien construya su “puesto” cósmico en el planeta Tierra, una oferta real que entrega el Universo. Y ¿la hemos aprovechado para hacer tal construcción que definitivamente libere al hombre de tantas ataduras materiales-espirituales?

Y ellos a lo largo de su expansión –en su doble condición: relativo y absoluto- aseguran su existencia universal, pero nosotros, solo hemos asegurado una existencia precaria: cómo existimos, el cómo y para qué vivimos. Ellos son reales, soberbios, magníficos, omnipresentes. Nosotros como pésima “ficción”, pero habitando dura realidad. En verdad, cada quien por su “lado”: ellos por el suyo, con su propia dialéctica, en bella luminosidad. Nosotros, en el nuestro, andando como sin dialéctica o con una ajena, prestada, en penumbra. Hasta el presente existimos –en una madeja de pasados-presentes- como una contradicción irresoluta, preñada de violencia, y exhibiendo una angustiosa pregunta: ¿cuándo acercarnos mutuamente? ¿cuándo vamos a existir en hermosa armonía, como ellos mismos lo son? ¿cuándo lo “tuyo” es lo “mío”, y lo “mío” lo “tuyo” tanto en lo singular como en lo plural? ¿cuándo seremos hermanos, y al fin, alcanzar el sueño del  poeta Whitman y de tantos otros poetas, incluido el mismo hombre?

Tiempo y Espacio plenos de existencias, increíblemente disímiles –y a la vez, bellamente congénitos, armónicos-, pero para el hombre tan disímil que pareciera que su vida no existiera, no les importa, pese a que nosotros nacemos en multitud, pero morimos también en multitud: unos a pocos de nacer, otros aún sin nacer, muchos “viviendo” pero muertos en vida, y muchísimos, sin saber por qué mueren, rupturas violentas de los ciclos de vidas. Mientras ellos, transcurren satisfactoriamente en sus ciclos, donde se desenvuelven cómo y dónde quieren, y a la vez, aparentemente, parecieran no tener tiempo ni espacio –entendido en sus sentidos relativos- para su propio fin concreto, sino que les “vemos”, los “sentimos”, en vida infinita, constantemente como definiéndose en su propia eternidad. ¿Y la vida nuestra cotidiana en ese espacio-tiempo en qué dirección y sentidos van? ¿cómo habitamos material y espiritual en esa inmensidad?
 
Sunday/Edward Hopper
En verdad, en última instancia, un permanente desdoblamiento de existencias, como un mágico espejo, que guindando todo lo desdobla, que recuerda aquel trozo de la leyenda bíblica del dios Jehová ante la Torre de Babel: y apuntando con su dedo “divino”, dijo al hombre… confúndanse sus lenguas…y el hombre, antes unido, ahora confundido en lenguas distintas, ya no conociendo al otro, bajo horrible temor acatando el mandato de dios, se dispersó despavorido… Y atravesando históricamente el espacio-tiempo, hasta el presente así “vivimos”.

Desdoblamientos por doquier. Por una parte, ellos mismos en imágenes espacios-tiempos, pero solo lo hacen para manifestar su existencia plural, su potencia diversa, vital eterna, peregrinos estelares acunando vidas. Y por otra parte, desdobles que conciernen a nuestras vidas concretas y cotidianas, pero para garantizarnos una existencia en un plano de la cruel realidad: la de la tragedia-comedia, que envuelve tanto al hombre, como a su entorno vivo, ambos depredados por su propia acción. Y hasta hoy, todos los espaciostiempos –en sentido relativo y concreto-, están llenos de violencia sistemática protagonizada por el hombre. Y éste desdoble, ¿acaso un propósito misterioso inconfesado -que crea y funde imágenes, confundiéndolas, pasándola como “cosas” naturales, que se dan espontáneas-, para impedir el develar, concientizar el signo del espacio-tiempo? Pero, ¿propósito de quién, para quiénes, para qué? ¿y hasta cuándo soportar la vida desdoblada del hombre que ya lleva siglos padeciéndola?

Lefauxmiroir (Espejo falso)/Rene Magritte
En verdad, como  magnitudes absolutas físicas, son dos “seres” maravillosos  como unos magos en el curso de sus propios destinos, sin edades, sin definidas formas, como despreocupados en su andar, bañados en multiplicidad de ondas-colores, andando en una evolución sin término hacia arriba hacia abajo, subterráneos, en la multitud de todos los intersticios de la vida, hermanados al sol y a la lluvia. Y siempre envueltos en el bello sonido de la música de la naturaleza y del Universo, expresándose en armonía, al punto que ellos mismos son sinfonías, y a la vez sonatas, fugas, oratorios, bellas suites. Espacio y Tiempo, tocándose, rozándose, abrazándose en toda su concavidad y convexidad -¿entonces, dónde andan, existen los tales dioses?-,  sin saber hasta dónde llegar en su expansión, pero a pesar de esta “ignorancia” bellamente infinita, nos prueban sus existencias viviendo y manifestándose a través de las estaciones bajo sus bellas formas: primaveras, veranos, otoños, inviernos – ¡qué hermoso si pudiéramos ser como ellos ¡¿y cómo llegaríamos a serlo?-. Y desprendiendo, como hadas que flotan en comunión: la belleza, la verdad, la justicia, la siempre libertad, el amor, balsamándolos en un solo cuerpo, que parece gritarle al hombre: ¡aquí tienen, aquí hay para todos, una oferta universal de simientes! Y, entonces, ¿por qué tantas vidas empobrecidas? ¿tantas existiendo sin el goce de estas simientes?

Pero…el siempre eterno pero, preposición benévola, y a la vez, malvada…y a espaldas de estas simientes, fluye el grito que devela lo que hemos sido, somos, lo que seremos, y en contrapartida, otro grito:  ¡Tiempo! ¡Espacio! ¿para qué vuestra oferta? ¿en verdad para quiénes? ¿hasta cuándo esa rebatiña para solo subsistir o morir en violencia, sin nunca -hasta el presente- terminal nuestros ciclos de vida? ¿por qué unos poquísimos son los que se apropian en abundancia la mayor parte de esa oferta mientras los otros, los muchísimos que somos, plenando cualquier rincón del mundo, y pese a nuestros ingentes esfuerzos estirando los brazos, corazón y alma –el trabajo-, apenas logramos alcanzar una infinitésima, migajas? ¿por qué tan horrible desigualdad de tamaño tanto como la extensión de la misma diversidad de la vida? Tiempo y Espacio, entes absolutos, pero a su vez sencillo tiempo y espacio -relativos, concretos y a la vez intangibles-, medidos con instrumentos científicos para ser como guardianes de la vida, parecieran existir gracias a tan multitud de contradicciones. Acaso, ¿esperando la decisión del hombre, para algún día llegar a ser un todo armónico?

Y después de tantos tránsitos de violencias: pasados y presentes, ovillados mutuamente, solo apenas rozando el futuro, ésta es la vida que par “ninfas aladas” ofrecen al hombre de este tiempo. Entonces, con este “vivir” ¿cómo llegar a ser humano? ¡Vergüenza¡, porque sabemos que desde allá de su historia comenzada, pero interrumpida, suspendida, nos mira –con infinitas preguntas-, incrédulo, perplejo, el homo sapiens, todavía en sus manos la geometría de su trabajo creador, haciendo herramientas para el hacer de su vida, y a su vez, para seguir construyéndose a sí mismo… Y como lo hacen ciertas arañitas del trópico tejiendo retejiendo su telaraña ¿el hombre podrá retomar y rehacer creativamente el hilo de la “tela” de esa historia que dejó el homo? Y si esta tarea en el tiempo porvenir ha de emprenderse, obviamente, creemos que es, y siempre será, una tarea-aventura hermosa que tocará realizar el niño…como éste que vemos del futuro, lector de los espaciostiempos en las hojas de otoños de la vida que viaja en las ondas del Universo.


Y como este verano que canta el violín, después de vivir alegre su primavera, llama al otoño para continuar en él su vida y seguir hasta el invierno, donde ha de gestar su resurrección para nacer otra vez luminoso como primavera –las 4 Estaciones de Antonio Vivaldi-, igual el niño viendo delante sus caminos en los espaciostiempos para hacerse hombrehumano, pero él sabe que deberá resolver EPIGRAMAS para llegar a su meta, como el que está contenido en este pequeño video que una mujer –Mery Sananes- que ama, y por eso, vive, me lo hace llegar pidiendo al hombre de este tiempo que resuelva…Y ¿por qué no atreverse volar el hombre como estos pájaros…? que seguro lo habrá de hacer el niño y siempre lo hace la estación verano.



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