Y estas
madres como la tierra el sol y la luna también viven en comunión permanente
De la Tierra
a todo el Universo
Cármenes y Lunas
viven en las almas
que
aman y están en ellas
para enseñar a vivir
a través del amor
y lo mismo que el
invierno
sus aguas sólo riegan
un hacer de
germinación
un siempre florecer
hijos de los hijos
amén
En este espacio se dió el sueño como el Eclipse solar o mas bien la comunión de Tiera Sol y Luna
Tuve un sueño donde veo la luna de junio navegando
en un azul denso, y como el hojaldre en el horno la veo creciendo en hojas entre
una lluvia tenue hasta hacerse luna llena. Todavía está navegando bajo los
efectos magnéticos del reciente eclipse de sol. Y su luz de plata todo lo va
desnudando, hasta alumbrar bajo su cono un oráculo vestido de bella túnica que levanta
en sus manos un grabado de mármol blanco, y bajo ese haz de luz lee su inscripción en voz grave y de bajo: una oración en canto gregoriano que dirige
hacia el fondo azul donde se ve una imagen cubierta de velo añil. Y mis ojos la
desvelan: son las Cármenes y Lunas que esperan. Y como código se pronuncia: 31
de mayo. Tantos mayos que llegan tantos se van. Y llega junio y también se irá.
Cuántas lunas. Y las esperanzas esperan ¿cuántas realizadas?
Del sueño paso a entresueños. Y sin saber de
dónde llega una explicación: es la consagración de la gestación de sus hijos para
la siembra: hijos de hijos!, la esperanza
cósmica, universal. Y la voz retumba por toda la comba del universo. Y en
la tierra, en el mar, en el viento, la oración se eleva y se hace salmo.
¿Y por qué ese acto como develación de mito
donde el canto se eleva a salmo para Cármenes y Lunas, y con ellas, todas las
madres? porque sus entregas de amor son del amor del alma para que todo sea
amado: un acto puro de amar, única manera de vivir. Y éste acto debe ser
conocido por todos. Y los hijos de los hijos deben saber registrar éste divino
mandato que dimana de la propia y verdadera vida.
Y este salmo aborda la brisa del alba que
anuncia el amanecer en el momento que
ellas remontan cumbres de aguas que
van a donde anidan los sitios de sus raíces milenarias, átomos primigenios de diversidad de minerales y de luz: polvo de
estrellas que las hicieron Ser-madres
sobre esta Tierra para la gestación de los Ser-hijos como la prolongación de su existir para que se cumpla los fines de su misión: vivir, razón de ser de
la vida.
Tres madres bajo dos fases de la luna de junio
Y del ensueño
vuelvo al sueño. Y en esa navegación de alta mar tomo el salmo de la
brisa que corre por las aguas inmensas y lo pongo como bandera en la popa del
bote de madera donde ellas izan velas en el mar, en la tierra, en el viento para
ir a mostrar al universo el testimonio “madre
siempre” que fueron, que son, que serán, y con esta persistencia en el
tiempo forjarnos su historia que debemos sembrar en los surcos infinitos donde
se asienta el camino que trajeron como madre perenne sobre esta tierra, para que los hijos, hijos de hijos,
nunca cesen de nacer, y entre todos, construir con la herramienta trabajo del
amor el vivir que es la propia
esencia de las Cármenes y Lunas. Y éste es el verdadero sueño que heredamos al
nacer ¿lo hemos realizado o lo estamos realizándolo? Y desde entonces, la lucha
ancestral para que el vivir vuelva al
sitial primigenio hoy usurpado por el malvivir de éste tiempo que se empeña en
subsistir.
Y estas “lágrimas
en tu siembra” no son más que las aguas guardadas, el invierno que viaja en
la brisa para la refertilización permanente de la siembra, bajo todas las lunas
llenas de todos los mayos-abril-junio, como ésta luna creciente que ahora veo
alzarse reina en la densidad del azul como la fuente de los pleamares y
bajamares de las aguas dulces, de las de sal, de las de lluvias que han de llenar
los cauces y cuencas, océanos para la nutrición de la verdadera vida. Basta verlo
en la profundidad de las pupilas de los niños para sentir la inmensidad del
océano de la vida, y también presenciar en sus orillas como se dan los
testimonios -antiguos y del tiempo presente- de su resurrección. ¿es una ilusión
o sólo sueño de tanto aspirar la verdadera vida? Y bajo esta luna las Cármenes
y Lunas nos entregan su historia-camino para descifrar esta cuestión.
Luna como hojaldre en el horno crece hacia luna llena de junio
¿Pero por qué venir en sueño la oración hecha
salmo? porque ante este mundo que se arrastra dolido ya llega otro junio que viene
de otro mayo, tantos que vienen y se van en incansable ciclo, una síntesis de
abriles-mayos, como viajero con su equipaje de esperanzas y de inviernos que no
cesan de abonar para insistir en otro mundo de alegría. Y como la planta
orquídea que bajo los amores de sus polinizadores estallan en florescencia.
Acto maravilloso que se repite multiplicado en todo el hacer de la vida que fue, es y será siempre. Y parte de éste hacer es impronta en el testimonio de
éstas madres en el andar de su camino que el sueño revive en este junio. El
fruto-herencia que habrá de fructificar en la vendimia donde el hombre ambulante
termine de renacer en humano, y al fin llegue
a un vivir autenticamente humano.
Y allí han de estar los hijos de hijos y sus
hijos para que los surcos en esperas estén siempre vivos. Y madres siempre en el mar en la tierra en
el viento con sus risas serena/dulce/alegre -una sola risa- como torrente rio corriendo
hacia al mar que es bisagra al cosmos azul donde ellas habitan y sintetizan la madre perenne en el tiempo. Y desde éste
sitial ser el guardián de la vida.
Y éste acto “sacerdotal” –sueño/simbología-
que hospicia el oráculo como sacerdote sólo y propio del hombre que convierte
el canto-oración en salmo plasmado en sus risas, tiene la significación de la
resurrección de la vida en el tiempo. Y los hijos de los hijos navegan en esta
risa. Y se oye el amén, en voz unísona
de las Cármenes y Lunas, que cierra el acto-sueño. Entonces, viene el
despertar. ¿Pero su herencia en manos de estos hijos de hijos podrá llegar a ser
una verdadera realidad de verdad?
Tres madres tres risas tres orquídeas
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